Astrología

Spread the love

Impacto cultural

Política y sociedad occidentales

En Occidente, a veces los líderes políticos consultan astrólogos. 

El escritor y astrólogo Louis de Wohl (1903-1961), brindó sus conocimientos astrológicos a la agencia de inteligencia británica MI5,

luego de que se supo que Adolf Hitler basaba sus acciones de acuerdo a la astrología. 

La Oficina de Guerra se mostró muy «interesada en conocer lo que los astrólogos de Hitler le estarían diciendo semana tras semana».

Posteriormente se demostró que Hitler consideraba a la astrología como un «completo disparate».

En 1953, el filósofo, sociólogo, teórico de música y compositor alemán Theodor Adorno (1903-1969), 

dirigió un análisis de la columna astrológica de un periódico de Los Ángeles como parte de un proyecto de la cultura de masas en la sociedad capitalista.

Adorno llegó a la conclusión de que la astrología era una manifestación a gran escala del irracionalismo sistemático, 

donde los individuos son conducidos, 

sutilmente, 

a través de la adulación y vagas generalizaciones para hacerles creer que el autor de la columna se dirige directamente a ellos.

Estableció un paralelismo con la frase «opio del pueblo» de Karl Marx, comentando: «el ocultismo es la metafísica de los idiotas».

A finales de 1960 hubo un auge en el interés por la astrología. 

El sociólogo Marcelo Truzzi describió tres niveles de participación de los «creyentes de la astrología» para dar cuenta de su revivida popularidad pese al descrédito científico. 

Encontró que la mayoría de los «creyentes de la astrología» no afirmaron que existiese alguna explicación científica para el poder predictivo. 

En cambio, aquellos que estaban superficialmente involucrados en la astrología, sabiendo «casi nada» acerca de la «mecánica astrológica», 

leían las columnas astrológicas de los periódicos, lo que podría ser benéfico para el «manejo de la tensión producida por las ansiedades» y para «un sistema de creencias cognitivas que trasciende la ciencia».

Los que se encontraban en un segundo nivel, por lo general eran de los que solicitan se les confeccione su horóscopo en una búsqueda de consejos y predicciones. 

Estos eran mucho más jóvenes que los que están en el primer nivel, los cuales podrían beneficiarse del conocimiento del lenguaje astrológico, con el resultado de la capacidad de pertenecer a un grupo coherente y exclusivo. 

Los que estaban en el tercer nivel se encontraban altamente involucrados y, por lo general, confeccionaban por sí mismos sus horóscopos. 

La astrología proveyó a esta pequeña minoría de «creyentes» de una «visión significativa de su universo y [les dio] una comprensión de su lugar en él».

Este tercer grupo tomó en serio a la astrología, posiblemente como un dosel sagrado, mientras que los otros dos grupos la tomaron en broma y con irreverencia.

Después de que Jonh Hinckley intentó asesinar al entonces presidente estadounidense Ronald Reagan el 30 de marzo de 1981,

su esposa la primera dama Nancy Reagan, 

contrató a la astróloga Joan Quigley para que fuese la astróloga secreta de la Casa Blanca. 

Sin embargo, el trabajo de Quigley terminó en 1988 cuando salió a la luz pública su función en la Casa Blanca gracias a las memorias de Donald Regan exjefe de personal.

Junto a la lectura del tarot, 

la astrología es uno de los estudios fundamentales del esoterismo occidental, y como tal ha influido en los sistemas de creencias mágicas como la Wicca no solo entre esta sino que también en el hermetismo occidental; 

los dos inmediatamente anteriores han tomado elementos o han sido influenciados por la tradición esotérica occidental. 

La psicóloga y antropóloga estadounidense Tanya Luhrmann 

dijo que «todos los magos saben algo de astrología» 

haciendo referencia a una tabla de correspondencias en el libro The Spiral Dance de la escritora Starhawk, esta tabla, 

organizada por planetas, puede ser un ejemplo del saber astrológico estudiado por los magos.

El estudio Jóvenes españoles 99 realizado en España en 1999 por la Fundación Santa María y coordinado por el sociólogo Javier Elzo Imas; 

reveló que el 41 % de los encuestados creía en la astrología.

Unas encuestas realizadas en el 2005 y en el 2009 por Gallup solicitadas por el Centro de Investigación Pew; 

informaron que el 25 % de los adultos estadounidenses creían en la astrología.

Según los datos publicados por la Fundación Nacional para la Ciencia en su publicación Science and engineering indicators 2014, 

puede leerse que «en el 2012, una menor cantidad de estadounidenses rechazaron la astrología, que en años recientes».

En este estudio se nota que en el 2012 «un poco más de la mitad de los estadounidenses dijeron que la astrología era “nada científica”, mientras que casi dos tercios dieron esta respuesta en el 2010. 

El porcentaje comparado no había sido tan bajo desde 1983»